miércoles, 22 de agosto de 2012

EL AMOR DE DIOS

Desde pequeño me dijeron que Dios siempre está pendiente de mi, porque me quiere mucho y siempre está al tanto de mis actos y de mis necesidades.

Jehová, Budha, Alá, Krishna, o cualquier otro nombre que se le de a Dios, siempre vé con detenimiento la vida y obra de todos los que le siguen.

Pero me asalta una duda; y no he encontrado a nadie que me pueda dar una respuesta sincera a mi inquietud. Si Usted, amigo, que está leyendo esto, la tiene, le ruego hacérmela llegar, por la vía que le sea posible.

Mi vecino tiene dos hijos, a los que él quiere muchísimo; y con frecuencia se lo dice a ellos y a todos los que quieran oírlo. El dice que está dispuesto a hacer cualquier cosa por sus hijos, incluso que daría hasta "la última gota de su sangre" por ellos.

Pero sucede que para que los niños se desayunen yo tengo que ir a rogarle a su padre y pedirle que se acuerde de que los niños tienen hambre.

Cuando va a comenzar el año escolar, los vecinos tienen que rogarle para que los inscriba en la escuela y les busque los uniformes y los útiles escolares.

Y aún más, cuando los niños se enferman los vecinos tienen que reunirse a rogarle que se ocupe de ellos.

O sea, todo un modelo de buen padre.  

Y ahora viene Dios.

Cada vez que un creyente me dice "oraré por ti", yo pienso en ese padre.

Ese (Dios) padre mío es tan amoroso y me tiene tan presente, que tiene  que esperar que alguien que no me conoce le pida en oración que se acuerde de mi y se ocupe de mis necesidades. 

Por suerte yo soy huérfano.