viernes, 6 de julio de 2012

POLICIA NACIONAL

El primer problema que hay que resolver en la Policía Nacional de la República Dominicana es la mentalidad militar.

Yo he propuesto en mas de una ocasión eliminar los rangos militares que se usan en la Policía.  Nosotros somos muy dados a imitar lo que sucede en los países desarrollados, solo que casi siempre copiamos  lo malo y no las cosas muy buenas que han construido en 300 o 400 años de organización.

Una de las cosas buenas es que la Policía en esos países no tiene jerarquía militar, no tiene rangos militares. No hay generales, ni coroneles, ni cabos ni rasos.

Algún despistado podría preguntar: ¿Y qué tiene eso de bueno?

Pues, en primer lugar, eso evita la parafernalia militar que nos gusta tanto a los dominicanos, la exhibición de estrellas, ramos y galones. Evitaría también la formación y el despliegue militar de los miembros de la Policía.

Pero sobre todo, evitaría la exhibición de armas de guerra por parte de los miembros de la P.N., que parecen estar continuamente en zafarrancho de combate y no en labores de protección de la ciudadanía.

En ningún país organizado del mundo se ve un policía con armas largas, a veces ni siquiera con armas cortas; pero eso no hace menos efectivo su trabajo.

Lo fundamental de todo radica en la mentalidad. Allí el agente es entrenado como un servidor público; aquí es entrenado como un jefe y se le enseña a despreciar al público.

Por eso debe estar armado, bien armado, para infundir temor, para demostrar su superioridad. Una superioridad que solo está por debajo de sus jefes, también uniformados y también armados. Y para distinguir a esos jefes se necesitan los rangos, se necesitan las barras, los escudos y las estrellas.


Y hay que estar demostrando subordinación continuamente, saludando militarmente a todo el que le pase al lado con un rango mas alto. !Ay de aquel que no salude a un superior! Es una de las mayores ofensas que se pueden cometer.


Algunos han pasado hasta 30 días en prisión, por el delito, gravísimo, de estar distraídos y no darse cuenta que le pasaban al lado a otro policía con 3 o 4 rangos de diferencia.


La siguiente experiencia es muy común: Un policía está atendiendo a un ciudadano y entra un superior. El subalterno tiene que dejar, automáticamente, lo que está haciendo, para ponerse de pie y saludar militarmente al recién llegado. Y sin importar lo urgente de lo que estaba haciendo, solo podrá reanudarlo cuando el superior diga o demuestre que no le interesa su atención.


Si queremos progresar, esto tiene que cambiar.