Se ha puesto de moda el término de "sicario" en los ultimos tiempos.
No pasa un día sin que nos llegue la información de que una persona fue atacada o muerta por "sicarios".
El periódico de la mañana nos dice que dos hombres resultaron muertos anoche, luego que fueran atacados a balazos por tres "sicarios" que se desplazaban en una yipeta.
La pregunta obligada es: quién determinó que los matadores eran "sicarios"?
No se sabe la identidad de los matadores, la policía apenas está designando los equipos de investigadores que se encargarán del caso y solo se sabe que los perpetradores iban en una yipeta oscura, quizás negra.
Pero ya el periódico asegura, con mucha firmeza, que fue obra de "sicarios".
El sicariato es una figura delictiva definida, específica, que consiste en cometer delitos por encargo, por un pago preacordado. El sicario va a matar a alguien que él ni siquiera conoce, va a darle una paliza a uno que está molestando al que paga, para aterrorizarlo, sin comprometer la identidad del autor intelectual. Por eso, con frecuencia es difícil conectar el hecho con quien lo ha ordenado.
Pero, como es la palabra de moda, hay que usarla, aunque la muerte se haya producido por una riña entre un marido celoso y el supuesto amante de su mujer.
Cuando integrantes de dos bandas rivales se enfrentan, por el control de un territorio, y algunos resultan muertos o heridos, no cabe el término de "sicarios". Cuando esos mismos emboscan a un policía, o a un competidor o a un traidor, tampoco cabe el término.
Existen sicarios en nuestro país. Solo que tenemos que ser cuidadosos. Recuerden que no todos los que tienen uniformes son policías.
