Como lo oí se los cuento.
Estaba en un supermercado de La Romana y fui testigo del encuentro de dos señoras, de mediana edad, en uno de los pasillos del establecimiento.
-Hola, S. ¿Cómo estás?
-Muy bien, gracias. A ti no hay que preguntarte, te ves muy bien.
-Y tu marido y tu hija? Hace tiempo que no los veo. Debe estar grande la señorita. Creo que ya vota ella, no?
- Si, claro. Ya tiene 19 años. Pero está metida con su papá, diciendo que van a votar morado. Yo no. Yo voy a votar por Hipólito.
Por Hipólito? Ay! No me relajes. Tú estás jugando.
-No. Yo me cansé de votar por el PLD y todo sigue igual. Voy a votar por el PRD a ver si hay un cambio.
-Dime una cosa, Linda. Si a tu casa van dos pretendientes detrás de tu hija, y uno de ellos se parece en su forma de conducirse a Hipólito Mejía y el otro a Danilo Medina, con cual tú quisieras que ella se metiera en amores y se casara? Con el que se parece a Hipólito, me imagino.
-Nooo. nunca. Yo no quisiera ver a mi hija con una persona así. Preferiría el otro.
-Entonces, mi amor, no le darías a tu hija, pero le darás el país, y por consiguiente le pondrás en las manos a tu hija y a las hijas de todos los dominicanos. PIÉNSALO. Estás a tiempo.
-Mirándolo bien, creo que tienes razón. Voy a pensarlo mejor. Gracias.