Me divierte la facilidad con la que algunas personas hablan a nombre del pueblo.
Con frecuencia, o casi siempre, confunden sus deseos o sus aspiraciones con los deseos y con las aspiraciones de la mayoría.
Es el caso, actualmente, de la situación política de la República Dominicana.
Los que no comulgan con las ejecutorias del gobierno, dicen, a nombre del pueblo, que éste está decidido a sacar al PLD del Poder, que el pueblo ya decidió que: “é pa’ fuera que van”.
Pero esos individuos, que se abrogan una representación que nadie les ha dado, son los mismos que cuando tuvieron la oportunidad de hacer algo por ese pueblo, al que dicen representar, lo despreciaron y lo maltrataron, de palabra y de hecho.
Yo reconozco que hay una gran parte de la población que está inconforme con este gobierno. Y yo soy parte de los inconformes.
Pero, por qué estamos inconformes, muchos que somos militantes o simpatizantes del PLD y muchos que son seguidores de Leonel Fernández?
Porque lo ha hecho mal? NOOOO.
Estamos inconformes porque esperábamos más.
Estamos inconformes porque queríamos no solo que disminuyera la corrupción si no que desapareciera o por lo menos que se persiguiera ejemplarmente.
Estamos inconformes porque esperábamos que el desempleo desapareciera, no solo que disminuyera sustancialmente, como ha sido el caso en los últimos 6 años.
Estamos inconformes porque pensábamos que para esta fecha el país estaría libre de analfabetismo, no solo que el porcentaje de escolarización y el nivel de escolaridad aumentarían considerablemente.
Estamos inconformes porque creíamos que en un gobierno de Leonel Fernández, se iba a enfrentar de tal manera el flagelo de las drogas, que el país dejaría de ser un puente para el tráfico, desde los países productores hasta los países consumidores. Este objetivo no se ha logrado, a pesar de un combate frontal de nuestras autoridades contra ese submundo maldito; y por eso estamos inconformes.
Por esas y por muchas razones más, estamos inconformes.
Pero, cuando comparamos los logros de este gobierno, con todos los que le han precedido, en los últimos 100 años, nos damos cuenta de que le lleva la milla al mejor de todos ellos.
Por eso ahora, cuando llega la hora de sustituir a Leonel Fernández en la conducción del Estado, tenemos que mirar hacia adelante. No se cambia para atrás.
Por eso nosotros le ponemos al pueblo la opción de elegir el cambio seguro, hacia adelante, para seguir el camino del progreso, o volver a la incertidumbre de un pasado no muy lejano, que fue de oscuridad y de angustia.
No vamos a hablar por el pueblo. Vamos a hablar con el pueblo.
Y será el pueblo quien tendrá la última palabra, el 20 de mayo.
