viernes, 29 de junio de 2012

DIOS Y LA MUERTE

La recompensa final y esperada de los creyentes es la certeza de estar con Dios, después de la muerte.

Enfocado así, la muerte natural no debe ser vista como algo malo, negativo, si no como un paso necesario para llegar a gozar de la deseada compañía, eterna, del Todopoderoso.

Por eso me rehuso a dar condolencias cuando a un creyente, amigo o conocido, se le muere un familiar.

Prefiero darle mis felicitaciones, porque el difunto ya llegó al lugar por el que luchó y por el que hizo innumerables sacrificios.

Dios manda a ganarse la eternidad con una vida de ejemplo, aquí en la tierra.

Pero una vez terminada esta etapa, por su expresa voluntad, no me parece inteligente llorar o entristecernos ante la culminación del objetivo que nos hemos propuesto, que es estar en la presencia del Señor.

Se podría pensar que somos partidarios del suicidio, para que los creyentes lleguen mas rápido a este objetivo. Nunca. El suicidio está prohibido.

Lo que si estoy proponiendo al 98% de los dominicanos creyentes es que dejemos de lamentarnos por la muerte de los amigos, conocidos y familiares, porque eso es parte del plan de trabajo del Señor.

Cuando un amigo se va de viaje, le hacemos una despedida con música, baile y bebidas, porque suponemos, solo suponemos, que ese viaje le traerá alguna mejoría.

Entonces, cuando un amigo o familiar muere en el Señor, no suponemos si no que estamos seguros de que tendrá un cambio enormemente positivo, ¿por qué lloramos?

Yo propongo que, en vez de condolencias, demos felicitaciones y hagamos fiesta, en la seguridad de que esa persona, desde ese momento, llegó a la morada celestial y está en compañía del Padre.


Ernesto RYMER

lunes, 4 de junio de 2012

P.R.D.

Yo he sostenido que si el Partido Revolucionario Dominicano desaparece, el país no va a sufrir ni una gripe; va a seguir existiendo como hasta ahora, o quizás mejor. 

El problema que yo veo en los pleitos internos del PRD y su posible división está en que por el momento no hay oposición.

Y en la democracia, esto plantea un problema bastante sensible.

Los seres humanos somos muy egoístas, y necesitamos siempre controles externos; necesitamos alguien que nos esté monitoreando y señalando nuestros errores; y que nos haga saber que nos está observando continuamente.  

Por eso nuestra débil y frágil democracia necesita al PRD en estos momentos.

Aunque tiene una representación minoritaria en el Congreso Nacional y en los ayuntamientos, es la fuerza de oposición más importante del país. Por ello, su voz y su accionar se pueden dejar sentir a lo interno de los estamentos de poder donde se toman las decisiones.

El Partido de la Liberación Dominicana tiene control del gobierno central, del Congreso, de los principales miembros del Ministerio Público, y a través del respeto jerárquico, de las fuerzas armadas y de la policía nacional.

Aunque yo tengo plena confianza en el presidente electo, Danilo Medina, como la he tenido en Leonel Fernández, no dejo de reconocer que como ser humano necesita tener una voz contraria, que le pueda servir de contrapeso.  

Es cierto que tenemos una prensa libre, crítica, abierta y plural, pero que no tiene voz ni voto en los organismos del Estado, como lo tiene el PRD.    

Por eso, aunque he sido antiperredeista toda mi vida, y que personalmente no vería mal la desaparición del PRD, yo creo que a la República Dominicana le hace falta tener a ese partido fuerte y cohesionado, ya que es una de las patas más importantes de la endeble democracia que vivimos.

La Romana, R.D.