El
primero de julio del 2012 se celebraron las elecciones generales en México, en
un proceso en el que participaron 49 de los 80
millones de ciudadanos aptos para votar, lo cual representaba poco más
del 61%.
Participaban
en esas elecciones 4 candidatos a la presidencia del país, y el que resultó
ganador obtuvo casi el 39%. Esto significa que el 60% de los que votaron lo
hicieron en contra del candidato ganador.
El
2 de julio, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, a través de uno de
sus voceros, el señor Patrick Ventrell,
“dio la bienvenida a la victoria de Peña Nieto” y subrayó “su respeto
por el proceso electoral mexicano”.
Cuatro
días después, el mismo funcionario norteamericano dijo “creemos que las
autoridades electorales mexicanas tienen la capacidad para superar de forma
justa y transparente el recuento parcial de votos y de investigar las denuncias
de fraude…”
En México, el recuento está consignado en la
ley electoral, y tiene sus motivaciones muy específicas, a saber:
1- Cuando la diferencia entre
el primero y el segundo es menor de 1%;
2- Si el acta es ilegible;
3- Si todos los votos
consignados son de un solo partido;
4- Si los votos nulos superan
la diferencia entre el primero y el segundo lugar.
El
14 de abril hubo elecciones en Venezuela. En estas participó más del 78% de los
ciudadanos aptos para votar. De casi 19
millones de electores, acudieron a las urnas casi 15 millones.
Aunque
la diferencia entre el primero y el segundo fue de menos de un 2%, lo cierto es
que en la práctica, eran solo 2 los contendientes. Los otros inscritos no
tenían ningún peso en el resultado electoral.
Y
lo que es más cierto aún es que el que quedó en primer lugar obtuvo más del 50%
de los votos emitidos, lo cual da legitimidad a un triunfo, en cualquier
sociedad democrática del mundo.
Y,
como en cualquier sociedad democrática del mundo, en Venezuela también hay
leyes electorales, que disponen cómo se hace un recuento y qué pasos hay que
dar para solicitarlo.
Hasta
el día de hoy, la oposición venezolana ha hecho mucha bulla con las protestas
de fraude, pero no ha presentado ninguna instancia, ante la jurisdicción
competente, para hacer valer su reclamo.
En esas
circunstancias, y con la misma premura con la que se apresuró a avalar y
reconocer los resultados de las elecciones mexicanas, el Departamento de Estado
de los Estados Unidos se ha apresurado a desaprobar la validez del resultado de
las elecciones venezolanas y a poner en entredicho la honorabilidad de los
miembros del Consejo Nacional Electoral de ese país.
No
queremos, bajo ninguna circunstancia, decir que las elecciones en México fueron
arregladas. Nunca ha pasado tal idea por nuestra mente. Pero, quisiéramos dejar
en el ánimo de los que me leen: Cuál es mas legítimo, el que es elegido con el
38% o el que es elegido con el 50.70%?